«EL ABORTO QUE VIVIÓ»
Esta historia empieza así,
Con un niño muy corriente
Que pasaba entre la gente
Triste y desapercibido
Un niño que en el olvido
De todos había quedado
Siempre fue desamparado
Nunca supo de sus padres.
En su corazón se abre
Una herida de impiedad,
No entiende su realidad;
Ni su rechazo o su hambre.
Su cabello es un enjambre
De polvareda y maleza
Por apoyar su cabeza
Cada noche en cada esquina
Que el cansancio lo domina
Sin un techo expuesto al aire.
A pesar de ese desaire
Del que a diario se alimenta,
Su conciencia no fomenta
Malicia a quien lo rodea.
Sólo una idea recrea,
Perdido en el firmamento
Moribundo por lo hambriento
Casi desnudo en harapos
Sus piecitos sin zapatos
Sus ojos casi llorosos
Se le escapaban sollozos
Entre pena y soledad,
Sin saber porque mamá
O papá no le han buscado.
No sabe como ha llegado,
A vivir de pordiosero.
Pero recuerda a un viajero,
Que cree es casualidad
Que llega a donde el está
Y le regala dinero.
A su edad quizás pionero
Seguro fuese este niño,
Al cuál ni siquiera un guiño
Le ofrecen en todo el día.
Un niño que todavía,
No llega a los 11 años.
No sabe que es cumpleaños,
Ni juguetes,ni regalo.
No es que sea un niño malo,
No hay maldad en su sentir.
Sólo le toca vivir
La inconsciencia de dos seres
Que se pierden en placeres
Sin medir las consecuencias
Luego va la inconveniencia
De un bebé que inoportuno
Sin remordimiento alguno
Al infierno se desecha.
¡La Operación ya está echa!
Indagó aquel carnicero,
Pero omitiendo primero
La realidad de aquel feto.
El ciclo estaba completo
Ya pasaba 4 meses,
Sus manitas y sus pieses;
Muy leve revoloteaba
Su corazón palpitaba
Y su vida estaba plena.
Aquel monstruo sintió pena
Por aquella criatura
Y en un acto de locura
Para este tipo de gente
Dejó que el sobreviviente
De allí alguien lo sacara.
Luego que el tiempo pasara
Sin revelar su secreto
Se convirtió aquél objeto
En su modo de pensar,
En un echo peculiar
Sin explicarse porqué.
Nunca fue un hombre de fe,
Ni sabe por que lo hizo;
Se volvió como un hechizo
Indagar sobre la suerte
De aquél que a la misma muerte
De su garra arrebatara.
Tuvo dicha que encontrara
A la persona que fue,
La que se llevó el bebé
Hace unos años atrás;
Más dijo no encontrarás
Aquí a ese pequeño,
Porque a pesar de mi empeño
No pude darle crianza
Sobrecargó mi balanza
Y a su suerte yo lo eché.
Su paradero no sé,
Más le pido no se asombre
Jesús le puse por nombre,
Igual que al hijo de Dios.
Ésa mujer dijo adiós,
Le deseo mucha suerte
Dios no quiera que la muerte
Haya llegado a ese niño.
Éste hombre haciendo guiño
A la acción de la mujer
Asintió a usted también;
Adiós con indiferencia.
Va pesando en la conciencia
Del legradista sus actos,
Ya a sufrido dos infartos
Y medita más profundo
Sobre el origen del mundo,
De la vida, de las cosas.
Su mente ya está borrosa,
Y su mano incompetente
Ya no puede matar gente,
Aunque hoy condena esa cosa.
De una forma misteriosa,
Andando de compra un día
Vio a este niño que pedía
Con su mano de comer.
Le dio unas uvas y al ver,
La fachada del muchacho
Le puso en la mano un cacho
De pan y algunas galletas,
Le dejó varias pesetas,
Y entristecido también,
Pensó que será de bien
Regresar de vez en cuando.
Así el señor ya pasando
Una vez cada semana
Un día por la mañana
Temprano que amanecía
Vio al niño cuando dormía
Tirado sobre una rama.
Al hombre se le derrama,
Una lágrima de pena
Y el pobre niño que apenas
Sus ojitos iba abriendo,
Se ha levantado corriendo
Y a su cuello se abrazó.
Y le decía no,no.
Señor no se ponga triste,
Las monedas que me distes
Aún las tengo guardadas
Justo ayer yo las contaba
Porque quería comprar
Un tique para viajar
En búsqueda de mi madre,
El llanto que se le abre
En el rostro de este hombre
Sin saber como responde
Al cariño del pequeño.
Le preguntó con empeño;
Dime niño por favor,
Acaso tu a lo mejor
Te recuerdas de tu nombre?
!JESÚS!…Le dijo así al hombre;
iEse es mi nombre señor!